‘La bala sigue ahí’: la increíble vida de Gino Paoli, el cantante italiano que cumplió 91 años tras dispararse en el corazón

Este 23 de septiembre, Gino Paoli cumple 91 años: el trovador italiano que sigue cantando con una bala en el corazón.

Es el autor de himnos como Sapore di sale, Senza fine e Il cielo in una stanza. Su vida estuvo marcada por amores intensos, canciones que se volvieron universales y un disparo que no lo mató y que todavía lo acompaña, alojado muy cerca de su corazón.

El hombre que puso música a una época

Nacido en 1934 en Génova, Paoli puso voz a la Italia de los sesenta: melodías románticas que cruzaron bares y festivales, estribillos que se volvieron himnos de sobremesa familiar. Se cantaban en bares, festivales y hogares de Italia.

En los años 60, Gino Paoli junto a la actriz Stefania Sandrelli, uno de sus grandes amores. (Instagram Gino Paoli)En los años 60, Gino Paoli junto a la actriz Stefania Sandrelli, uno de sus grandes amores. (Instagram Gino Paoli)

Entre ella, claro, La gatta —“Había una vez una gata, con una manchita negra…”— que terminó convertida en una melodía infantil que viajó por el mundo entero. En los 60, mientras el italian beat y la musica leggera marcaban el pulso de una Italia moderna, Gino Paoli le puso letras y melodías a ese despertar: romántico, urbano, mediterráneo.

El disparo que no lo mató

En la cima de su carrera, a los 29 años, Paoli intentó suicidarse. Apuntó al pecho y disparó. La bala no atravesó el corazón: quedó alojada en la membrana que lo rodea.

Demasiado riesgoso para extraerla, demasiado presente para olvidarla. Desde entonces convive con ese proyectil, convertido en metáfora de su propia vida: herido, pero vivo.

En una entrevista, Paoli explicó que “quella pallottola … si è fermata nel pericardio, dove sta ancora” : “esa bala se detuvo en el pericardio, todavía sigue ahí”.

Sombras de San Remo

Años más tarde, el suicidio de Luigi Tenco tras el Festival de San Remo sacudió al país. La tragedia tiñó de fatalismo a toda una generación de cantautores. La historia de Paoli había ocurrido antes, pero en la memoria colectiva quedó como el reverso: el hombre que también estuvo al borde y eligió seguir.

Amores y celos desbordados

Su vida sentimental también alimentó titulares. Casado y a punto de ser padre, se enamoró de Stefania Sandrelli, entonces en plena irrupción en el cine. Hubo separaciones, celos y reconciliaciones.

Portada de un álbum de Gino Paoli en 1968: la psicodelia también alcanzó a la canción italiana.Portada de un álbum de Gino Paoli en 1968: la psicodelia también alcanzó a la canción italiana.

Antes y después, otra diva cruzó su camino: Ornella Vanoni, con quien compartió vida, escenarios y un álbum de madurez cuyo título fue una ironía luminosa contra la nostalgia: Ti ricordi? No non mi ricordo.

Canciones que siguieron transformándose

Tras el quiebre, Paoli eligió el refinamiento. Colaboró con Ennio Morricone en arreglos y orquestaciones que le dieron un nuevo traje a su lirismo. Se acercó al jazz —como su colega Paolo Conte— con swing literal, y dejó que el Mediterráneo respirara entre contrabajos y escobillas.

Un puente con Serrat

En 1974 publicó un disco tributo a Joan Manuel Serrat, I semafori rossi non sono Dio. Más que versiones, fueron apropiaciones personales de canciones como Mediterráneo o De cartón piedra, rebautizada Il manichino. Ambos compartían la huella de Georges Brassens y la certeza de que una canción podía contener una vida entera en tres minutos. Paoli trasladó esa cadencia al italiano y la hizo suya.

91 años de canciones y heridas

El tiempo, otra vez, puso las cosas en su lugar. El director de cine Nanni Moretti usó Il cielo in una stanza en su película Bianca como un homenaje que confirmaba lo que el público ya sabía: esas canciones eran parte de la vida cotidiana.

Paoli en un escenario de San Remo junto a Atahualpa Yupanqui (Instagram Gino Paoli)Paoli en un escenario de San Remo junto a Atahualpa Yupanqui (Instagram Gino Paoli)

Y en vivo y directo, Paoli se rodeó de talentos del jazz italiano —Danilo Rea, Enrico Rava— y, con Roberto Gatto, Rosario Bonaccorso y Flavio Boltro, grabó Milestones – Un incontro in jazz, un vivo extraordinario que también presentó en Buenos Aires.

Hasta hace apenas unos años, siguió de gira. Publicó Grooving with Paoli, donde reinterpretó sus clásicos con toques de jazz y funk junto al grupo Funk Off. Un cancionero que no se repite, sino que se reescribe: el mismo corazón, otros latidos.

Un trovador que desobedeció a la muerte

Paoli no se quedó en la postal del pasado. Su obra se movió de San Remo a los clubes de jazz, del pop a las orquestas, de la balada al estándar mediterráneo.

En ese viaje largo —Appunti di un lungo viaggio se llama su último disco— Paoli se dejó acompañar por amigos, amores y guitarras; por sombras también. Hoy, a los 91, convive con una paradoja que lo define: el disparo no lo detuvo; sus canciones, tampoco.

Fuente: www.clarin.com

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